Compartir:

Eulalia Sánchez imparte un curso sobre baja visión en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN)

A lo largo de una semana, estudiantes de 5º y docentes de Optometría Médica de la Facultad de Ciencias Médicas trabajaron diversos aspectos relacionados con la discapacidad visual y su tratamiento optométrico

Durante el taller organizado en el Campus de Managua de la UNAN, del 29 de enero al 2 de febrero, la coordinadora de la Unidad de baja visión y poblaciones especiales del Centro Universitario de la Visión Eulalia Sánchez discutió con los participantes sobre cómo debe ser un servicio integral para personas con problemas visuales y qué exámenes diferenciales se debe aplicar a un paciente: "la discapacidad visual incluye ciegos y personas con baja visión y los limita en su vida diaria".

En su estancia en la UNAN, la prof. Sánchez explicó que la condición social y la calidad de vida de un paciente puede mejorar gracias a la intervención de profesionales de diferentes áreas: "un oftalmólogo, un optometrista, el rehabilitador que enseña técnicas para que se pueda reincorporar a su vida cotidiana, caminar por la calle y otras tareas habituales; el psicólogo es importante para superar la depresión y para que el paciente acepte la ayuda que se le pueda ofrecer".

La deficiencia visual, habitualmente conocida como baja visión, implica la presencia de una patología de base (visual o sistémica) que provocará una disminución de las habilidades visuales (agudeza visual, campo visual, sensibilidad al contraste, visión del color, capacidad de resolver el deslumbramiento, capacidad de discriminar en condiciones de poca iluminación, etc.).

Los diferentes niveles de visuales / deficiencias vienen determinados por dos parámetros: la agudeza visual (nivel de borrosidad, donde del 1 al 10, el 10 representa la mejor visión) y el campo visual ( "el trozo" de campo que el paciente es capaz de ver).

Tecnología a favor de ciegos

En el curso de la UNAN, la prof. Sánchez explicó que hay una gran variedad de aplicaciones y herramientas tecnológicas que ayudan a las personas con discapacidad visual a mejorar su desarrollo personal, tales como dispositivos para ampliar texto e imágenes o lectores de pantalla, terminales de lectura e impresoras Braille, anillos para leer textos, impresoras 3D o gafas inteligentes para ciegos, entre otros. "Hay diferentes aplicaciones, teorías y técnicas que permiten el aprovechamiento de la tecnología en beneficio de las personas ciegas o con baja visión. Esto se conoce como tiflotecnología y el usuario necesita un aprendizaje para utilizar correctamente estos dispositivos. Actualmente, los jóvenes utilizan habitualmente la tecnología y si en un futuro tienen discapacidad visual podrán usar esa habilidad a su favor", explicó la prof. Sánchez.